Las sociedades prehispánicas utilizaban la piel de los animales para protegerse del frío, asimismo elaboraban caites, máscaras, recipientes y vestuario especiales. Los españoles introdujeron en América el cuero curtido de ganado vacuno, lo que favoreció el arte de trabajar cuero. Este trabajo se dividió en marroquinería y talabartería. Con la marroquinería o estuchería, se elaboran cartucheras para armas, estuches, carteras, monederos, cigarreras, billeteras y muchos otros objetos.
En tanto que la talabartería o guarnicionería elabora sillas de montar, aparejos para carga, correajes, galápagos, cabezadas para equinos y demás aperos para vaquería. Las técnicas empleadas en el trabajo y decoración de los cueros son repujado, pirograbado e incisión.
El repujado consiste en labrar el cuero con martillo para formar figuras en relieve. El pirograbado es la decoración del cuero por medio de una punta metálica incandescente y la incisión consiste en hendiduras y cortaduras que se hacen con instrumentos cortantes.
Los cueros o pieles se sacan del buey, del chivo, carnero (oveja), del cabro, de la vaca, del toro y del venado. Los artesanos talabarteros compran los cueros según las necesidades del trabajo que vayan a realizar. Para el efecto existen distintas clases de cuero, tales como: el timbre de ganado bovino ya sea de vaca, buey o novillo; caballo, venado, de serpiente de lagarto. Estos cueros son aceitados y sirven para hacer monturas y objetos grandes. También se pueden aplicar las técnicas de incisión, pirograbado y repujado. Son aptos para coloración, pirograbados, estampados y calados. La vaqueta, que es cuero de buey o vaca, sirve para hacer valijas, bolsas para damas y artículos de mano. En los siglos XVI y XVII se utilizó el cuero de cerdo para la encuadernación, el cual puede modelarse y repujarse, pero no para la incisión.
En Guatemala, "El trabajo de cuero se encuentra en todos los departamentos de la república. Varía de una región a otra la importancia del mismo, así como la cantidad de personas involucradas en dicha actividad"
Entre los nuevos usos de la sociedad colonial americana, el montar a caballo fue un elemento esencial de su formación, por la extraordinaria importancia que en ella tuvo, utilizando para la monta, las albardas de cuero; ya que, como manifiesta Cabrera (1945:75), "la historia de la humanidad, sin el caballo, habría sido muy diferente de como es; de ningún pueblo puede decirse esto con mayor fundamento que de los pueblos de América".
Lo anteriormente escrito puede afirmarse no sólo en la conquista, sino en la colonización ya que, como manifiesta José Tudela, la ganadería extensiva y la caza del ganado cimarrón fue una de las bases de la economía colonial, la cual no hubiera podido desarrollarse sin el caballo; de igual modo que el comercio interior no hubiera sido posible sin las decenas de miles de mulas de las arrierías criollas.
Eran tan abundantes los caballos en la vida colonial, no sólo para las explotaciones agrícolas y ganaderas, en las que era necesario, sino para las simples relaciones sociales de visitas, excursiones, fiestas, viajes o paseos, era de constante uso. Como era natural, de la necesidad se hizo lujo no solo en la buena planta y doma de los caballos, sino en los aperos de montar y en el vestido del jinete. Sillas, cabezadas, cinchas, estribos, gruperas, petrales y riendas se labran prolijamente y se les añaden hebillas y adornos de plata, y de plata labrada eran los estribos, las espuelas y los mangos de látigos y facones (Tudela, 1968: s/p).
Con el avance de la civilización, la construcción de carreteras y el ingreso del transporte motorizado a las áreas rurales, el caballo que antes fue parte del transporte imprescindible, pasó a ser un elemento de exhibición hípica, en el caso de los de alta escuela y los amansados por el vaquero, para realizar tareas de vaquería, sobre todo para el arreo y cuidado del ganado, tareas que realizaban y realizan montados en sillas de cuero. En algunas culturas como es el caso de los indígenas de Perú, "el ganado no solo le proporcionaba abundante carne, grandes pieles y las vacas, además leche, también lo usaban como animal de carga y de montura" (Tudela, 1968: s/p).
"La importancia de las antiguas haciendas coloniales y de la crianza de ganado criollo ha llegado hasta nuestros días y hace más comprensible la variedad de artesanías del cuero, dedicadas a la vida campesina, tales como la talabarteria"(Toledo, 1981:140). Además de lo anterior hay una gran riqueza en las formas artesanales propias de cada lugar.
Los antiguos nativos, en todos los diferentes grupos culturales, usaban pieles de animales para protegerse del frío y hacían pequeñas chozas en forma de triángulo que usaban como viviendas, pero no fue hasta que los españoles les enseñaron la preparación de cuero para, como menciona Ribalta (1981:300) "hacer sillas, riendas y demás arreos e incluso para usarlo como toldo o bolsa de las carretas".
La citada autora tambien manifiesta que, además de usarlo para protegerse del frío, el cuero de la parte del escroto lo utilizaban para confeccionar bolsas y otros recipientes"(Ribalta, 1981:300). Al respecto del escroto de toro semental, existe una creencia en la cultura rural guatemalteca poco conocida. Se le atribuye abundancia, fuerza, poder y buena suerte en todo aspecto de la vida a quien posea uno dentro del ropero y sobre todo, que se lo hayan regalado el día de su boda. Esta creencia ha sido confirmada por algunas personas entrevistadas que poseen uno en sus hogares.
La utilidad del cuero es muy versátil, puesto que se puede usar, tanto crudo como curtido. La diferencia entre ambos es que el primero es rígido y para trabajarlo, se hace necesario suavizarlo usando sebo cocido de res o mojándolo. El segundo es maleable por el proceso de curtido al cual ha sido sometido y permite trabajarlo con más facilidad.
La introducción del ganado al continente americano transformó la vida económica y social en América. Con las artes del cuero la talabarteria tuvo un enorme desarrollo tales como: aperos de montura para caballos; para bestias de carga, mulas y burros; de tiro, para carretas. Pero no solamente para estos usos se han empleado el cuero sino que también para hacer zapatos. Según Victoria Novelo, los zapatos eran parte de la vestimenta indígena en el caso de los hombres porque las mujeres no usaban calzado. Al respecto refiere que: "calzaban zapatos de vaqueta que viene a ser cuero de res curtido"(Novelo, 2005:51). También se usaban para hacer correas para encuerar camas, bolsas, gorras, monederos, látigos, riendas, coyundas para uncir bueyes, butacas, tapetes, estuches, adornos y variedad de objetos.
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